Saltar al contenido

Quién soy

Mi nombre es Begoña y me encanta acompañar a las personas en su camino de autodescubrimiento. Ahora que os he dicho una cosa que me gusta, os diré también una que no me gusta. Me entristece el hecho de que el ser humano se haya desligado tanto de su ser y de su sentir, ya que considero que las emociones son una de las partes más importantes que nos caracterizan y que más desconocemos. 

He de confesaros que todo lo relacionado con las emociones me ha interesado desde que tengo uso de razón. Siempre he sido una persona muy observadora, desde bien pequeñita, prestando atención a los pequeños detalles y al comportamiento de otras personas. Soy de las que piensa que se dice mucho más con lo que uno calla que con lo que uno cuenta y, quizá, haya sido eso lo que me ha llevado siempre a generar mucha conexión con aquellas personas dispuestas a conocer un poco más sobre sí mismas.

Posiblemente, en el intento inconsciente de querer comprender el por qué de mis cambios de humor y mi modo de enfrentar las experiencias que iban sucediéndome en la vida, elegí estudiar la carrera de Psicología. Sin embargo, a pesar de todo lo que aprendí y disfruté en esos años, cuando terminé decidí orientar mi carrera profesional hacia otro ámbito. No sabía qué era, pero sentía que mi camino profesional por aquel entonces no era el del crecimiento personal.

Años más tarde me di cuenta del por qué de mi decisión: me daba pánico dedicarme a acompañar a otras personas en este camino cuando ni yo misma era capaz de gestionar mis propias emociones. Un día estaba super triste y al siguiente resplandecía de felicidad. ¿Cómo podría yo ayudar a aliviar el sufrimiento de otros sin terminar llorando a su lado? La montaña rusa emocional en la que vivía y mi gran sensibilidad me generaban muchas dudas de si podría dedicarme a acompañar a otros en este camino y de si haría bien mi trabajo. Eso, unido a mi sensación de que el enfoque de la psicología se me quedaba un poco corto, hizo que me lo pensara dos veces y mirase para otro lado.

Tras varios años viviendo en el extranjero y dedicándome a otros menesteres, decidí volver a España para estar más cerca de los míos. Eso me llevó a cambiar de empresa en varias ocasiones, sin dejar nunca de pensar que debería haberme dedicado a lo que realmente me apasiona, el desarrollo y crecimiento emocional.

Comencé entonces a sumergirme más de lleno en el estudio de terapias humanistas, que ven al ser humano de un modo más holístico, trabajando las emociones desde el cuerpo y no solo desde la mente y la razón. Esto me ha enseñado a reconocer, aceptar y gestionar mis propias emociones de tal modo que ha generado el mayor cambio en toda mi vida, un cambio que ni yo misma podía siquiera imaginar. Estoy tan agradecida que ahora me encantaría poder compartirlo con aquellas personas que se sientan en resonancia con ello. Que quieran mirarse dentro.

Deseo de corazón que cada día mas y mas personas comprendan la importancia del bienestar emocional y de la necesidad de trabajar en su autoconocimiento. De que a las emociones se les dé el valor y la atención que merecen. Que las personas se sientan escuchadas, atendidas, acompañadas, sostenidas y, en definitiva, en confianza para poder expresar todo aquello que llevan dentro y disfrutar así mucho más de su libertad.