Mi alta sensibilidad me ha traído grandes alegrías y también fuertes quebraderos de cabeza. Gracias a estos últimos, descubrí la importancia de aprender a regular el sistema nervioso para mantener reguladas mis emociones y vivir una vida plena. Con todos sus colores y sin sufrimiento.
Tras volver de Londres, donde residí durante casi cinco años de mi vida, decidí enfocar mi carrera profesional a la ayuda desde un enfoque holístico, sumergiéndome en el estudio de diversas terapias para trabajar las emociones desde el cuerpo y no solo desde la mente y la razón. Mi propio proceso personal, a través del análisis bioenergético, me enseñó la importancia de acudir al cuerpo para sanar mis heridas de una manera profunda y definitiva.
Volver a conectar con el dolor, las vivencias traumáticas de mi vida y superar varios momentos de depresión me han dado la fuerza necesaria y el conocimiento suficiente para entender el dolor que alguien puede sentir en su corazón. Estar a punto de quitarme la vida también potenció mi interés en seguir profundizando en cómo sanar el trauma y acompañar a las personas a liberarse de tanto dolor.
Gracias a todo esto pude reconocer, aceptar y gestionar mis propias emociones de tal modo que ha generado el mayor cambio en toda mi vida, un cambio que ni yo misma podía siquiera imaginar. Estoy tan agradecida que ahora me encantaría poder compartirlo con aquellas personas que se sientan en resonancia con ello. Que quieran mirarse dentro.
Hagamos de éste, y entre todos, un mundo más amable!